Ben: Hola Rubí… eh… ¿Te puedo hacer una pregunta?
Rubí: Si, si… diga nomás – Rubí ya imaginaba cual sería la pregunta, pero no quería adelantarse.
Ben: Ayer te llame, como habíamos quedado… y me atendió un hombre, ¿Quién era?
Rubí: ¿Un hombre? ¡Jaja! Pero… que ocurrencias…
Ben: ¡De verdad! No te rías ¬¬
Rubí: Es que… ¡No era un hombre! Era Mariana.
Ben: ¿Mariana? ¿Quién corchos es Mariana?
Rubí: ¡Mi compañera! Ya sabes… ¡Te conté! La que esta viviendo en mi casa… ¡Mi mejor amiga! ¿A que no te acuerdas?
Ben: ¡Ah! ¡Mariana! Si me acuerdo, pero nunca me dijiste el nombre.
Rubí: Am.… bueno, se llama Mariana.
Ben: Aja… pero… ¡Vaya voz de hombre tiene esa Mariana!... ¿O será Mariano? ¬¬
Rubí: ¡No, Ben! Es que ella esta enferma y anda con la voz ronca…
Ben: ¡Ah! Bueno… yo no sabia, disculpa.
Rubí: Ja… no… tú discúlpame…
Se besaron, y fueron cada uno a su clase.
En la residencia de Ben, él estaba hablando con Ronny…
Ronny: ¿Ves? ¡Que te dije! Te esta engañando… ¡Ja! Seguro que ni existe esa tal Mariana.
Ben: Ronny, no seas desconfiado, yo confío en ella, sé que sería incapaz de engañarme.
Ronny: Sigue pensando así, papanatas.
En ese momento, entro Connie, una hermosa porrista, mejor amiga de Ben, y de Ronny, ella había estado escuchando lo que estaban hablando, ese era uno de sus defectos más grandes: Era muy chusma.
Connie: ¡No lo escuches! Solo habla tonterías – dijo ella dirigiéndose a Ronny.
Ben: ¿Tú dices?
Connie: No lo digo, lo afirmo. Mira Ben, yo creo que vos haces muy bien en creerle a Rubí. Ella es muy buena chica, jamás te engañaría, Ronny dice eso porque todas las chicas con las que salen lo engañan, y no tuvo suerte de tener una novia como Rubí.
Ronny: ¡Por suerte! No me gustaría tener una novia que me engañe.
Ben: Basta Ronny, Rubí no es de esas, yo la conozco.
Connie: Y haces bien en confiar en ella.
Ben: Lo sé, Connie. Lo sé.
Connie y Ben se abrazaron, Ronny hizo una mueca de asco, y siguió viendo la televisión.
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