Ya era martes, y debía ir a la clase, así que se dirigió hasta la casa de su profesor.
Rubí: Hola profesor… ¡Disculpe que me olvide el celular en su casa! Parece que “ando enamorada”, jaja…
Prof.: Bueno… creo que estamos en la misma situación…
Rubí: ¿Usted esta enamorado?
Prof.: Bueno… creo que estamos en la misma situación…
Rubí: ¿Usted esta enamorado?
Prof.: Si… de a poco… me voy enamorando… - mientras decía esto, se acercaba a su alumna, con intención de besarla. Rubí estaba encantada con ese acercamiento, por un lado tenía miedo, pero por otro, quería besarlo, pero el sonido del celular de Rubí interrumpió aquel beso.

El profesor se alejo, y Rubí puso un rostro de desagrado.

Prof.: ¿No va a atender?
Rubí: ¿Atender que?
Prof.: Su teléfono. Le esta sonando.
Rubí: ¡Ah! Si… ehm… no me había dado cuenta.

Rubí atendió, al escuchar la voz de Mariana, se alejo un poco para que el profesor no escuchase lo que debía hablar.

Rubí: Mar, estoy en la clase con el profesor, ¿Qué pasa? – dijo en tono bajo.
Mariana: ¡Perdona Rubí! Es que… Ben esta acá, te estaba buscando, no sabia que decirle, pero si quieres le digo que estas con el profesor Horacio y…
Rubí: ¡No! Ni se te ocurra… ¡Shh! ¡Te puede escuchar!
Mariana: No me va a escuchar. ¿Qué le digo?
Rubí: Decidle que estoy en… eh… ¡La biblioteca! Si, en la biblioteca.
Rubí cortó después de escuchar el “Adiós” de Mariana.
Rubí: Bueno, sigamos con la clase, ¿Hoy vamos a analizar la novela Romeo y Julieta?
Prof.: Si, venga siéntese y muéstreme lo que hizo para hoy.

La clase siguió como todos los martes, y no se dijo nada mas sobre aquel acercamiento que podría haberse convertido en un beso.
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